9 de agosto de 2010

Cuando el diablo no tiene que hacer,
con el rabo espanta moscas

Este fin de semana he tenido que pasarlo en el pueblo de mi madre. Un lugar de Guadalajara que hace honor a su nombre –Las Casas de San Galindo– y a la palabra pueblo: cuatro casas, una iglesia y... moscas.

Haciendo balance de lo allí acontecido, me vienen a la mente las imágenes de un sueco llamado Magnus Muhr. Un tipo que mata moscas, las coloca sobre un papel, le añade unos trazos a lapiz y consigue los siguientes resultados (por qué no se me ocurriría a mi):




Muchas más composiciones, aquí.

1 comentario:

XTR dijo...

Diooss!! A mi tampoco se me ocurre hacer eso con las carpas.

Encadenados

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