Este fin de semana he tenido que pasarlo en el pueblo de mi madre. Un lugar de Guadalajara que hace honor a su nombre –Las Casas de San Galindo– y a la palabra pueblo: cuatro casas, una iglesia y... moscas.
Haciendo balance de lo allí acontecido, me vienen a la mente las imágenes de un sueco llamado Magnus Muhr. Un tipo que mata moscas, las coloca sobre un papel, le añade unos trazos a lapiz y consigue los siguientes resultados (por qué no se me ocurriría a mi):
Muchas más composiciones, aquí.
1 comentario:
Diooss!! A mi tampoco se me ocurre hacer eso con las carpas.
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