Hay que empezar a preparar la fiesta para la noche en la que todo el mundo sale. Los prepúberes están ansiosos de que llegue ya que es la única vez que los padres responsables les dejan salir hasta altas horas de la madrugada. Los adolescentes ultiman los preparativos y se compran trajes (ellas) o los piden prestados a su padre (ellos) para estar impólutos esa noche. Los muy incautos creen que ligarán y empezarán el año nuevo con la testosterona baja. Los más mayores se gastan una fortuna en un cotillón en el que les dan cuatro langostinos (Pescanova, por supuesto) y un asado requemado más barra libre de garrafón con un gorrito puesto y un matasuegras que insistentemente atrona el oido del vecino. Vamos, una delicia.
Yo no salgo esa noche, ya que empezamos así:
Y solemos terminar así:
Las fotos son de Lyndon Wade, fotógrafo neoyorquino que ha trabajado para diferentes agencias de publicidad, en campañas de Nintendo, Sony, vodka Vox, etc. Más muestras de su trabajo aquí.
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